RIVAR Vol. 4, N° 11. Mayo 2017: 225-227.
Reseña
María Celeste Aroca*
*Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo
Richad-Jorba, Rodolfo. Empresarios ricos, trabajadores pobres. Vitivinicultura y desarrollo capitalista en Mendoza (1850-1918).
Rosario, Prohistoria Ediciones, 2010.
Empresarios ricos, trabajadores pobres..., a través de sus seis capítulos recorre la historia económica provincial desde la economía colonial, basada en explotación cerealera y el engorde de ganado, pasando por el proceso transformador con la llegada del ferrocarril y el arribo de los inmigrantes, hasta la consolidación del modelo capitalista asentado en el sistema agroindustrial vitivinícola, proceso que consolidó a Mendoza como la principal productora de vinos del país. En esta oportunidad, además, el autor se centra en las implicancias sociales que tuvo esta transformación modernizadora de la economía.
Desglosando el análisis del libro en capítulos, el primero, “Modelos de crecimiento en la provincia de Mendoza, 1850-1918”, es un panorama de la transformación territorial, económica, social y ambiental, y las fuentes para su estudio; detalla una interesante introducción sobre geografía, clima y concentración de actividades humanas en la zona de oasis como punto de partida explicativo del posterior análisis de los dos modelos económicos-sociales que tuvieron presencia en Mendoza en el siglo XIX y principios del siglo XX: el modelo de ganadería comercial con agricultura subordinada, que Richard-Jorba sitúa entre 1850 y 1880, y el desarrollo del modelo capitalista y la vitivinicultura moderna desde 1890.
El segundo apartado, denominado “Al principio fue la política. Surgimiento y consolidación de la oligarquía modernizadora de Mendoza (1870-1880)”, se concentra en la etapa transicional, en la que sobre todo a partir de 1870 reorienta la economía provincial hacia la actividad vitivinícola. Un significativo aporte de este capítulo es la vinculación de trasformaciones económicas con el plano político. Así revisa el papel de la elite dirigente mendocina en el proceso de modernización a finales del siglo XIX, demostrando la clara vinculación existente entre quienes detentaban los poderes político y económico, exponiendo incluso cómo se confundían los límites entre las esferas pública y privada. Reconstruye en este apartado la conformación de la oligarquía local y su relación con el poder central, a través del análisis de fuentes escritas valiosísimas: correspondencia entre los hombres del gobierno local y el nacional, por ejemplo, las numerosísimas cartas existentes entre Villanueva y Sarmiento, entre Civit y Sarmiento o Civit y Roca.
“El capital, 1850-1914, los empresarios y productores de la vid y el vino” es el tercer capítulo. En él se explica cómo las relaciones entre la elite dirigente y los empresarios crearon las condiciones para el surgimiento del moderno empresariado vitícola en la provincia. Además se rescata la figura de los inmigrantes en la introducción de mejoras técnicas e inversiones, el impacto del avance del ferrocarril, la importancia de las políticas de promoción vitícola por parte de los gobiernos, con claras intenciones modernizadoras, y el incremento de bodegas a partir del capital empresario. Para ello incluye a lo largo del relato cuadros y datos estadísticos que aportan claridad, permitiendo vislumbrar la influencia de las políticas de la elite gobernante en el aumento de producción de vinos comunes. Además rescata las figuras que intervienen en el proceso productivo, deteniéndose en cada una de ellas: productor, industrial bodeguero, comerciantes, contratistas de producción y sobre todo resalta la inversión de los extranjeros, quienes se convirtieron en los grandes bodegueros instalando grandes establecimientos tecnificados.
A partir del cuarto capítulo, titulado “El trabajo, 1850-1914” y ya hasta finalizar el libro, el autor reconstruye el mundo de los trabajadores y sus condiciones de vida. De este modo explica el proceso de formación del mercado de trabajo libre, caracterizado por el abandono de las tutelas y coacciones al peón; en la adquisición de “derechos de trabajo”, en el plano técnico, se verifica el paso del peón agrícola polifuncional al obrero especializado. También se asistió a un cambio sociocultural y técnico provocado por la incorporación de los inmigrantes. Podemos destacar que el estudio se vale de investigaciones e informes (Bialet Maseé) publicados, así como de trabajos inéditos, y de datos sistematizados a través de una gran variedad de cuadros.
“Los conflictos sociales, 1890-1916” es el quinto apartado, en el que Richard-Jorba se explaya sobre el tema de la conflictividad laboral entre la crisis de 1890 y la de principios de la Primera Guerra Mundial, poniendo especial énfasis en la formación de la conciencia de los trabajadores y el surgimiento de las organizaciones gremiales; para conducirnos a este punto, el autor se detiene en los cambios sociales iniciados a partir de la consolidación del modelo agroindustrial vitivinícola, el ferrocarril como agente de circulación de ideas, información, mercancías y fuerza de trabajo, así también como los inmigrantes -principalmente europeos-, quienes portaron nuevas ideologías. Demuestra además las condiciones de trabajo y los riegos que corrían, los bajos salarios frente a la creciente inflación y malas condiciones de vida, especialmente la mano de obra vitivinícola; escenarios que sirvieron de caldo de cultivo para la penetración de ideas frescas y la formación de una conciencia colectiva en los trabajadores.
Resulta interesante en este apartado el uso del diario Los Andes como fuente, ya que como señala Richard-Jorba, aunque el propietario de este medio era un miembro de la elite local, se encargó de reflejar la creciente desigualdad impuesta por el capitalismo y la inflación reflejada. El diario mostraba en sus publicaciones la progresión de la brecha existente entre aquellos que eran dueños del capital y los productores o trabajadores.
Y finalmente el último apartado, “Vivir y morir en Mendoza durante el desarrollo de la economía regional vitivinícola. Las condiciones de vida de los sectores populares, 18901918”, aporta un panorama sobre las deficitarias condiciones de vida de los sectores populares de la provincia, que en ese momento representaba la mayoría de la población. Asimismo aborda la problemática de la salud, las enfermedades y los altos índices de mortalidad, sobre todo infantil: de este modo, la formación de un mercado de trabajo libre no implicó un mejoramiento de las condiciones económicas y sociales en las que vivían los trabajadores y sus familias en periodos previos. Situación que iba a ser duramente criticada al abordar la denominada “cuestión social” y que iba a ser el fundamento de las políticas que aplicaría el lencinismo radical en Mendoza entre 1918 y 1928. Para concretar este análisis el autor presta mayor interés a la zona de suburbios y periferias, ya que pese al crecimiento urbano impulsado por el capitalismo, allí se asentaron los sectores más vulnerables de la sociedad -trabajadores informales, peones o jornaleros- y establece relaciones entre la -lenta- evolución de los salarios de los trabajadores frente al -ascendente- costo de vida.
En definitiva, este libro complejiza el estudio de la vitivinicultura de base capitalista en Mendoza, incorporando nuevos tópicos, documentos y variables al análisis geográfico-histórico demostrando, en definitiva, a través de un caso local-regional las raíces históricas de un proceso que parece estrictamente contemporáneo: “[que] el proceso de desarrollo capitalista en Mendoza tuvo dos caras de la misma moneda: enormes riquezas para pocos y difundida pobreza-miseria para muchos”. Los últimos capítulos, que en ese sentido son los más sustanciosos, dan cuenta de la clara intención del autor por presentar las implicancias sociales de la transformación económica que protagonizó la provincia desde el último cuarto del siglo XIX.
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