RIVAR Vol. 1, N° 2 ISSN 0719-4994, IDEA-USACH, Santiago de Chile, mayo 2014: pp. 126-128


Reseña

 

Ivana Hirschegger*

* Investigadora Asistente CONICET Instituto Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales CONICET (Mendoza, Argentina) ivanah@mendoza-conicet.gov.ar

 

Patricia Barrio. Hacer vino. Empresarios vitivinícolas y Estado en Mendoza (1900-1912), Prohistoria ediciones, Rosario (Argentina) 2010, 298 páginas. ISBN 978-987-1304-50-9

La investigación de Patricia Barrio, volcada en el libro Hacer vino. Empresarios vitivinícolas y Estado en Mendoza (1900-1912), se inscribe en los estudios de historia económica regional; y dentro de ella en la Región Vitivinícola Argentina en general, y en la provincia de Mendoza en particular. Si bien está centrada en un espacio periférico, no deja de atender fenómenos y procesos globales. En su libro, la autora se plantea como eje central la relación entre los empresarios vitivinícolas y el Estado provincial -promotor y regulador- en tiempos de crisis y auge económico y, en ambos contextos, señala que dicha articulación marcó de manera decisiva los desafíos -y también los obstáculos- para concertar un proyecto vitivinícola común. Para realizar su abordaje y dada la carencia de exploraciones previas, la autora consideró necesario reconstruir algunos de los principales rasgos de los empresarios vitivinícolas y de los dos ciclos económicos mencionados. Guían su investigación un conjunto de hipótesis correctamente formuladas, una de ellas establecía que en la crisis, el actor con mayor poder para intervenir era el Estado; otra, que las discusiones sobre el perfil de la industria y las propuestas de reforma se encienden durante la crisis y se apaciguan en momentos de crecimiento; y finalmente, que durante las etapas de florecimiento económico, la satisfacción de los mutuos intereses, tiende a disminuir el conflicto entre ambos. A lo largo de la investigación, unas fueron confirmadas, otras complej izadas o matizadas y otras, finalmente desechadas.

El libro consta de ocho capítulos. En el primero, analiza las políticas estatales durante la crisis (1901-1903), articulando aspectos teóricos e históricos. Realiza primeramente una revisión bibliográfica sobre las economías de base agroindustrial, reconstruye el modelo de dicha actividad entre fines del siglo XIX y principios del XX, y por último, analiza el desarrollo de la crisis, desde su inicio -con sus causas y factores principales- hasta su culminación, siempre poniendo el foco en el rol del Estado. Así, destaca que la crisis fue producto de una caída de la demanda de vino fruto de la depresión económica general, y que el aumento de la producción de vino en parte falsificado y de mala calidad, el endeudamiento de los productores y la falta de crédito, la imposibilidad de los bodegueros de participar en la formación del precio del vino y, finalmente, el desacuerdo entre los agentes económicos y el Estado fueron factores negativos que retroalimentaron dicha crisis. Se evidencia de esta manera la debilidad de Estado provincial para establecer políticas públicas durante este período.

En el segundo capítulo, reconstruye en forma minuciosa y mediante una acertada estrategia metodológica -como fue la definición de una muestra de veintisiete bodegueros-, la historia del empresariado vitivinícola regional más importante, criollos e inmigrantes. Así llegó a las características más importantes de estos agentes: concentración territorial, productiva y de capital; y un claro predominio de italianos y españoles. Algunos de ellos, fueron parte integrante de una poderosa burguesía regional con fuerte poder de presión en la toma de decisiones en la industria local y regional. Las familias ligadas a las bodegas Trapiche, Ari-zu, Tomba, y otras menos conocidas hoy pero con gran presencia un siglo atrás, reaparecen una y otra vez. Se trató de una inteligente reconstrucción realizada a partir del aporte de la bibliografía y de la consulta de los protocolos notariales existentes en el Archivo General de la Provincia de Mendoza.

El tercer capítulo, está estrechamente vinculado al anterior, ya que le permitió a la autora comprender el comportamiento de los empresarios vitivinícolas para concertar estrategias corporativas, a partir de la constitución de asociaciones gremiales en un contexto de crisis económica. En este análisis concluye que tanto el Estado provincial como los principales referentes fueron incompetentes para llevar a cabo un proyecto vitivinícola común. El fracaso de los sucesivos intentos de conformar un proyecto corporativo se debió por un lado, a que el grupo de los bodegueros más concentrados no reunía una oferta capaz de imponer sus decisiones al resto de los industriales. A esto, se le sumaba el conflicto entre bodegueros y políticos, pequeños y medianos elaboradores opositores al proyecto oficial y con pretensiones corporativas. En definitiva, influía en aquella situación el panorama social fragmentado, tema que será retomado en el siguiente capítulo.

En el capítulo cuarto muestra entonces cómo los bodegueros tratan de establecer estrategias corporativas empresariales en un ambiente social fragmentado e individualista y, a partir del estudio de casos particulares, detecta algunas causas que explican el éxito o fracaso de las empresas vitivinícolas. Profundiza su explicación dialogando con un contexto institucional y normativo complejo.

El abordaje de la ley nacional de vinos de 1904, presente en el capítulo quinto, merece especial atención, ya que se extiende a las discusiones y debates que le dieron forma. Esta perspectiva de análisis le permite a la autora rescatar los intereses divergentes y los acuerdos básicos de los actores socioeconómicos (empresarios, políticos y técnicos) sobre el modelo productivo más conveniente para la Provincia. Una segunda cuestión que analiza, y que surge, al igual que la ley, como consecuencia de la crisis, es la formación del Centro Vitivinícola Nacional. Con respecto a esta institución, destaca que su principal misión era combatir el fraude vínico, de acuerdo con lo establecido por la ley nacional recién sancionada. Asimismo, manifiesta que en el nacimiento del nuevo gremio se fusionaron una asociación empresaria de bodegueros integrados, con acceso al mercado de consumo ubicado en el Litoral, y otra de medianos empresarios mendocinos; incluyendo, también, a los fuertes intereses de los comerciantes de vinos de las ciudades de Buenos Aires y Rosario.

En los capítulos siguientes, aborda el período de expansión económica (1904-1912), retomando nuevamente el tema de las estrategias corporativas empresariales y las políticas públicas sobre la vitivinicultura, pero evidenciando un giro en la relación gobierno-empresarios y la consolidación de las asociaciones gremiales vitivinícolas. En el capítulo seis, revisa los principales indicadores económicos y los factores contextuales que incidieron en el proceso expansivo. Por otra parte, se indaga sobre varias políticas para la expansión del viñedo: el parcelamiento y la reconversión de las haciendas ganaderas en fincas vitícolas, las obras de irrigación y las concesiones de agua de riego para los productores y, finalmente, la generación de conocimientos especializados.

En el mismo contexto, pero ya en el capítulo siete, da cuenta de un cambio institucional en las relaciones entre los empresarios del sector y el Estado provincial. A partir del estudio del surgimiento de asociaciones gremiales, las políticas desplegadas por el Estado y su recepción por parte de los industriales, la autora comprueba que ciertos factores alteraron los fuertes vínculos del Estado con los empresarios.

Por último, en el capítulo octavo, trata de las dos principales transformaciones producidas en el empresariado vitivinícola que marcaron una inflexión en su historia. La primera, está relacionada la conquista del mercado nacional de vinos, y la segunda, con cambios societarios (formación de sociedades anónimas) y la incorporación de nuevos capitales y agentes (capitales extranjeros). Esto implicó la influencia de actores ubicados fuera del espacio productor en decisiones claves, como así también la diversificación industrial y la disminución de riesgos a través de la compra de propiedades en diferentes puntos de la provincia. Por otra parte, los empresarios extranjeros llevaron a cabo estrategias para acceder al crédito y la financiación de sus emprendimientos, modernizar sus establecimientos agroindustriales, y conseguir insumos y equipamientos importados, tal como la inserción en círculos de sociabilidad y en redes de compatriotas. Sin embargo, estas estrategias no siempre aseguraron el éxito de este subgrupo de la burguesía empresarial en conformación.

Para finalizar, debemos rescatar de este libro su sólida y rica base empírica, se trata de reconstrucción histórica de la vitivinicultura de Mendoza, que articula aspectos como espacio, contextos económicos, sujetos económicos y políticas públicas. Vista la historia de la vitivinicultura desde una óptica regional y aún provincial, y a través de estudios de casos particulares, esta investigación no deja de atender a la relación con los espacios nacionales, perspectiva que permite ampliar y complejizar los estudios macro-históricos. Contribuye por lo tanto, a ampliar el conocimiento de las características y particularidades de la historia de las economías regionales argentinas y a enriquecer el debate académico sobre la temática, algo necesario para comprender mejor los problemas actuales.

 


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